martes, 28 de octubre de 2008

El gigante de Arabia

El Rey de ArabiaEl técnico argentino (jugó los Mundiales 1982 y 1990) dirige al Al Ittihad, el club más popular de ese país. "Se puede vivir en cualquier lado, es cuestión de adaptarse", aseguró el ex delantero de Racing e Independiente. "Acá hay potreros y salen muchos futbolistas. Es cuestión de descubrirlos", contó.

INDICACIONES. Calderón le habla a sus jugadores en inglés.
"Tenemos que adaptar los entrenamientos para que los jugadores puedan rezar", contó Calderón.

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El llamado telefónico lo sorprende en medio de un control policial y a la vez lo emociona. Escuchar la voz latina lo predispone de la mejor manera. "Enseguida estoy con vos, no cortes", es el pedido de Gabriel Humberto Calderón, argentino que brilló en el fútbol local e internacional (jugó en Racing e Independiente y participó en dos Mundiales), y que ahora extiende su amor por la pelota en Arabia Saudita, donde dirige al Al Ittihad, uno de los clubes más tradicionales de ese país. "Es el River o el Boca", aclara. Se lo nota feliz porque su equipo está primero pero no puede disimular que extraña. A su familia, las costumbres, y hasta el modo de vivir. Pero Caldera tiene la receta para estar bien o, al menos, pasarla mejor: "Trabajar con amor. Me gusta tanto lo que hago que puedo tolerar el resto".

Su experiencia como futbolista en Francia (Paris Saint Germain y Caen), España (Betis) y Suiza (Lausanne y Sion) lo fogueó como persona. Habla en francés y en inglés. "No soy brillante, pero me defiendo bastante bien. Me hago entender. Por eso en mis ratos libres trato de contactarme con gente europea. Creo que se puede vivir en todos lados, es cuestión de adaptarse", explica.

"La vida acá es difícil. Pero me tengo que adaptar. Hay lugares que son únicamente para familias y otros para hombres solos. Vivo en una especie de barrio privado que está hecho especialmente para extranjeros y con la comida no hay problema, es internacional, se come bárbaro. Hay cocineros de todo el mundo", dice.

"Cualquier argentino que haga las cosas bien en el exterior le abre las puertas a otro", señala con autoridad. Es que Calderón llegó al Al Ittihad gracias a lo que ya había hecho con el seleccionado de Arabia Saudita, al que clasificó para el Mundial 2006. Por eso con Eduardo Anzarda (ex DT de Platense y Atlanta, entre otros clubes), con quien trabaja en equipo, se mueven como peces en el agua, ya que conocen la idiosincrasia de un país y la trasladan a una cancha de fútbol.

"A veces tenemos que acomodar los horarios para no interrumpir los rezos de los jugadores", cuenta. Conoce, también, al jugador árabe. "Hay muchos potreros, muchísimos. Por eso salen buenos futbolistas. Hay calidad, pero lo que les falta es la formación física, técnica y táctica. Me encanta el espíritu deportivo que tienen". Va un ejemplo: "A Al Montashari lo descubrimos en un potrero cuando tenía 19 años. Un defensor central zurdo. Al año ya jugaba en Primera. Al otro era titular en la selección de Arabia y después lo eligieron como el mejor jugador de Asia. Sin inferiores, sin formación", dice, orgulloso. "Hay diamantes en bruto, pero hay que trabajar para descubrirlos".

Apasionado, cuenta que van casi 15 mil personas a cada partido, pero que en el último clásico el estadio se llenó: entraron 30 mil y se quedó mucha gente afuera. Que hubo reventa de entradas y se pagaron hasta 400 dólares por un ticket. Y eso que todos los encuentros del campeonato se televisan en directo.

Los hinchas no son tan apasionados como los argentinos. "Me imagino que insultan, pero por suerte no entiendo el idioma", dice y se ríe. Y enseguida aclara: "No son agresivos. En Arabia Saudita la disciplina es muy estricta". Para muestra, una anécdota. "Cuando jugamos la final de la Copa, el árbitro expulsó a un jugador de nuestro equipo. El tipo se fue de la cancha y le hizo gestos obscenos a la tribuna. Cuando terminó el partido lo echaron del país".

A los que piensan que en Arabia todo es oro, Calderón les dice que no. "Nosotros quisimos traer a Ruben Ramírez (Colón) y José Sand (Lanús) y no pudimos porque las pretensiones económicas eran muy altas". Tampoco recibe premios suculentos, aunque de vez en cuando... "Estaba en el seleccionado y jugábamos contra Kuwait en la previa del Mundial. Ibamos 1-0 arriba y en el entretiempo entró al vestuario el Príncipe. Nos ofreció 10 mil dólares a cada uno si ganábamos. Terminó 3-0 y cumplieron, pero fue un caso excepcional".

Así pasa sus días Calderón por Arabia. Mirando y explicando fútbol. Pregonando su estilo en una tierra por la que ya pasaron Jorge Solari, Zagallo y Scolari, entre otros. La idea es dejar un buen recuerdo y crecer en su carrera como técnico. "Nos hicimos respetar y están muy contentos con lo que estamos haciendo". El saludo final, a la distancia, es inevitable. El argentino que hace historia en Asia tiene que estudiar algunos videos porque "se viene un partido muy duro como visitante". Llegó la hora de seguir trabajando. "Es -explica, en definitiva- lo que más me gusta".